Por primera vez en estos dos años no viví tu fiebre contigo.A diferencia de tantas veces no vi tus acomodos en la cama, no te puse paños fríos en la frente, no calmé tu llanto, ni vi llegar el amanecer mientras te contemplaba.
A diferencia de todas las otras veces fue tu padre quien vivió ese proceso contigo. Con algo (o mucho) de ayuda, te cuidó, te alimentó, supo lo que es ser tu padre en las malas, aunque por suerte no fue muy mala.
Así es como nos vas enseñando.
Así es como nos fuerzas a crecer.

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