Pues yo no sé si este temblor es por la falta de azúcar o de sus palabras.
martes, 26 de febrero de 2013
domingo, 10 de julio de 2011
Plena
Tenía la certeza de que el momento llegaría.
Sabía que esta felicidad inmensa simplemente llegaría algún día, sola, avasalladora, sin más compañía que mi propia complicidad.
Y esta felicidad no se sustenta en la presencia de Pablo, ni llegó con los besos de David. Esta felicidad nació de la divinidad que habita en mi y que agradecida y libremente reconoce el honor que es compartir este momento con ellos. Los amo.
domingo, 26 de julio de 2009
Con AMigos
viernes, 16 de mayo de 2008
miércoles, 14 de mayo de 2008
Celebración Día de la Mamá
lunes, 12 de mayo de 2008
De las letras
jueves, 8 de mayo de 2008
Nueva vida, otra vez
Comenzamos con un nuevo jardín infantil ayer. Para estar más en confianza nos acompañó perro Ome, a quien llevamos abrigado con gorro y una mantita.
El viaje fue tranquilo, al ritmo del Caballito Blanco. Dejamos la mochila y la casaca en el espacio destinado a ello y luego de ir al baño pasamos a la sala. Como era de esperar, los números de goma eva llamaron tu atención, mas no evitaron que te aferraras fuertemente a mi abrigo cuando me puse de pie. Como siempre hago, te expliqué la situación: para ambos no es fácil separarnos, pero es parte de la vida, es parte de nuestro crecimiento. Debí hacer oídos sordos a tus palabras, aguantar el dolor que produce tu llanto, besarte con todo el amor que te tengo sin demostrar mi pena y partir a mi trabajo. Al rato me llamó tu tía: lloraste hasta que dejaste de escuchar el auto y ya estabas feliz dibujando lo que me regalaste por el Día de la Madre.
Así son los hijos, muchas veces más estrategas que nosotros y siempre sorprendentes.


Hoy te fuiste durmiendo y te comiste toda, toda tu comida.
El viaje fue tranquilo, al ritmo del Caballito Blanco. Dejamos la mochila y la casaca en el espacio destinado a ello y luego de ir al baño pasamos a la sala. Como era de esperar, los números de goma eva llamaron tu atención, mas no evitaron que te aferraras fuertemente a mi abrigo cuando me puse de pie. Como siempre hago, te expliqué la situación: para ambos no es fácil separarnos, pero es parte de la vida, es parte de nuestro crecimiento. Debí hacer oídos sordos a tus palabras, aguantar el dolor que produce tu llanto, besarte con todo el amor que te tengo sin demostrar mi pena y partir a mi trabajo. Al rato me llamó tu tía: lloraste hasta que dejaste de escuchar el auto y ya estabas feliz dibujando lo que me regalaste por el Día de la Madre.
Así son los hijos, muchas veces más estrategas que nosotros y siempre sorprendentes.

Hoy te fuiste durmiendo y te comiste toda, toda tu comida.
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